¿Y ahora qué pasa, eh?
Hola hermanos míos, ¿cómo les va? Yo hoy me encuentro joroschó (bien), puesto que les traigo una reseña que hará que sus rasudoques (cerebros) se vean rasreceados (trastornados).
Mis apologías si no se entiende lo que hoy les estoy goborando (hablando), hermanos míos, pero como la debochca (muchacha) complicada que soy, hoy realizaré esta reseña usando el polesño (útil) y majestuoso idioma "nadsat", es decir, una versión rusificada del inglés. Espero me puedan ponimar (entender), si no es así, sáltense los slovos (las palabras) naranjas y lean las que están entre paréntesis.
Analizaré las vesches (cosas) que, para mí, hacen mejor a uno por sobre el otro. Como scaso (digo) en cada entrada de esta sección, recuerda que siempre es recomendable leer el libro, y ojalá antes de videar (ver) la película.
Finalmente, te recuerdo que esta es mi opinión, por lo que si no sientes que te represente... te invito a recibir unos buenos tolchocos en los yarboclos... ¡Perdón!, es el personaje... Como scasaba (decía), si no te representa, me encantaría que escribieras lo que piensas en los comentarios.
Sin más preámbulos, nachinemos (empecemos)...
El libro "La naranja mecánica*" (1962) del escritor Anthony Burgess, está compuesto por tri (tres) partes de 7 capítulos cada una. Como diría Anthony Burgess: "Recurra a su calculadora de bolsillo y descubrirá que eso hace un total de veintiún capítulos". Relata el rascaso (la historia) de Alexander Dellarge, un molodo (joven) apasionado por la ultraviolencia y el "Uno-Dos Uno-Dos". Junto a sus tri (tres) drugos (amigos): Georgie, Pete y el Lerdo; pasan sus naitos (noches) de aquí para allá buscando mestos (lugares) donde saciar su sed de violencia, acompañados con "moloco (leche) y algo más" del bar lácteo Koroba, para aguzar sus sentidos. Sus principales aficiones son: cracar (golpear), dratsar (pelear), usar sus britbas (navajas) para causar miedo, crastar (robar) y violar. Todo narrado desde el punto de vista del pequeño Alex, oh hermanos míos. Debido a rencillas del grupo y la autoridad que quiere ejercer Alex como jefe de sus drugos (amigos), este último es traicionado y debe ir a la staja (cárcel). Un nuevo tratamiento del gobierno se hace presente y, para evitar cumplir su condena de catorce años y salir luego de solo dva (dos) años, Alex hace lo que sea para convencer a las autoridades de que es el indicado. Entonces, la trama se centrará en el "tratamiento Ludovico", que promete evitar que los maleantes sigan sintiendo placer con sus actos, aunque instando el precedente del cuestionamiento frente al libre albedrío en contraste con la seguridad.
Me impactó profundamente el calibre de los actos perpetrados por este grupo de drugos (amigos), porque en la película omitieron veshes (cosas) que no eran indispensables para la trama, pero que agregaban repulsión y asco.
Lo más impactante es el último capítulo del libro, con lo cual deberé dar un trasfondo. Anthony Burgess odió La naranja mecánica, debido a que consideraba que tenía mejores obras con menor éxito, y porque su editor en Nueva York publicó su obra incompleta. El escritor creía en la numerología y, siendo un libro sobre un malchico (joven), quiso dar el simbolismo de una persona creciendo, es decir, tenía veintiún capítulos porque era la edad en la que podías ser considerado un adulto. Maduras con el tiempo y de esa manera el libro llegaba a un punto culmine. La película, basada en la versión norteamericana, expuso el rascaso (la historia) hasta que el pequeño Alex se ha curado, pudiendo manifestar nuevamente su libre albedrío y, de esa manera, volver a hacer lo que más le gustaba: la ultraviolencia y el Uno-Dos Uno-Dos. El libro termina de otra manera, una madura que, con las palabras del escritor, demostraban que se debía dar una pequeña moraleja ante tanto straco (horror) y maldad. No les dejaré un Spoiler del libro, a pesar de que les he contado el final de la película, puesto que todos ya deben haberla visto y, por tanto, quiero intrigarlos para que corran a conocer el resto del rascaso (la historia).
Me impactó profundamente el calibre de los actos perpetrados por este grupo de drugos (amigos), porque en la película omitieron veshes (cosas) que no eran indispensables para la trama, pero que agregaban repulsión y asco.
Lo más impactante es el último capítulo del libro, con lo cual deberé dar un trasfondo. Anthony Burgess odió La naranja mecánica, debido a que consideraba que tenía mejores obras con menor éxito, y porque su editor en Nueva York publicó su obra incompleta. El escritor creía en la numerología y, siendo un libro sobre un malchico (joven), quiso dar el simbolismo de una persona creciendo, es decir, tenía veintiún capítulos porque era la edad en la que podías ser considerado un adulto. Maduras con el tiempo y de esa manera el libro llegaba a un punto culmine. La película, basada en la versión norteamericana, expuso el rascaso (la historia) hasta que el pequeño Alex se ha curado, pudiendo manifestar nuevamente su libre albedrío y, de esa manera, volver a hacer lo que más le gustaba: la ultraviolencia y el Uno-Dos Uno-Dos. El libro termina de otra manera, una madura que, con las palabras del escritor, demostraban que se debía dar una pequeña moraleja ante tanto straco (horror) y maldad. No les dejaré un Spoiler del libro, a pesar de que les he contado el final de la película, puesto que todos ya deben haberla visto y, por tanto, quiero intrigarlos para que corran a conocer el resto del rascaso (la historia).
La película "La naranja mecánica" (1971), del afamado y emblemático director de siny (cine) Stanley Kubrick, narra la misma historia hasta el capítulo veinte, en donde el pequeño Alex se ha curado y puede volver a elegir por sí mismo. El reparto es de primera, Malcolm McDowell da chisna (vida) a un ser repulsivo de una manera única y con la gracia suficiente. Hizo el personaje y se adueñó de él con sus bolches (grandes) habilidades.
Al filmar la escena del ataque de los drugos (amigos) al escritor y su esposa, Stanley Kubrick consideró que se veía sin chisna (vida), por lo que le pidió a Malcolm McDowell que improvisara una canción. El actor nachino (empezó) a entonar "Singin' in the rain" con una hermosa y entonada golosa (voz), y el director quedó encantado, razón por la cual exigió que el equipo se consiguiera los derechos de la canción.
Sin dudas es una película chudesña (extraordinaria) y con una gran repercusión en el mundo. Está impregnada en la cultura general y es referenciada en multitudinarias expresiones artísticas. Stanley Kubrick es una eminencia en el mundo del siny (cine) y, debido a su mal carácter y perfeccionismo, es difícil hallar errores en sus producciones.
Durante el rodaje inventaron vesches (cosas) que hicieron única a la película, y también suavizaron (sí, aunque no lo crean, hermanitos míos) escenas para que no fueran tan fuertes. Sin mencionar demasiado, las edades de las forellas (mujeres) son cambiadas para que las escenas no fueran tan impactantes.
La suma del profesionalismo del reparto, sonidos excepcionales, escenas multicolores y un besuñ (loco) director ambicioso que buscaba la perfección, nos ha entregado una de las mejores películas y sin dudas pasará a la historia.
¿El veredicto?
Gana el libro...
¿Y ahora qué pasa, eh?
Hermanos míos y mis únicos amigos. A pesar de que la película se realizó con tanto esmero y profesionalismo, el libro es sin dudas uno de los más impactantes, trascendentales y majestuosos que su humilde servidora ha tenido el honor de leer.
Las atrocidades de estos prestupnicos (delincuentes) drugos (amigos) llegan a un crescendo épico, pero que, como buen libro, deben llegar a un final real y menos hollywoodezco.
En Norteamérica, y quienes han visto la película, solo se han quedado con el morbo de la sed de violencia, pero quienes lleguen a leer la novela, podrán reconocer en sí mismos que la chisna (vida) no es constante y es impredecible. Por favor hermanito, hazme caso y, si tienes un duco (una pizca) de curiosidad, mueve scorro (rápido) tus botas haciendo chumchum (ruido) para que en la librería encuentres el placer que necesitas.
"Coman esta porción dulce o escúpanla. Son libres"
Anthony Burgess
Sí, yo ya estaba curado.
I was cured, alright.
Y tú, ¿qué opinas?
*La naranja Mecánica ha sido nombrada de esa manera por la frase cockney de "Ser más raro que una naranja mecánica", que quiere decir que se es más raro hasta el límite de lo extraño.
*La naranja Mecánica ha sido nombrada de esa manera por la frase cockney de "Ser más raro que una naranja mecánica", que quiere decir que se es más raro hasta el límite de lo extraño.
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